Segun Ángel Riviére el TEA...

Ángel Riviére psicólogo y científico cognitivo español, realizó por su parte lo que podemos entender como una definición. Este realizó un estudio con 100 familias el cual le permitió observar y encontrar algunos patrones comunes en individuos que presentan esta patología.

Primero entendió que caracterizado este comenzaba por una normalidad aparente en los primeros nueve meses de vida asociada a una tranquilidad expresiva.

Alrededor del décimo mes, observó una ausencia de intención comunicativa en la fase ilocutiva del desarrollo, es decir, en el pedir, solicitar, afirmar, etc.

Al tiempo que aumentaba la pérdida de intersubjetividad y la espontaneidad en la iniciativa de relación. A esto se le agregaba una alteración cualitativa del desarrollo donde el aislamiento era evidente como así también la limitación en el lenguaje.

Riviére (2000) enumera indicadores de autismo típicos de la etapa 18-36 meses: (año y medio a los tres años)

- Sordera aparente. Falta de respuesta a las llamadas e indicaciones.

- No comparte focos de atención con la mirada.

- Tiende a no mirar a los ojos.

- No mira a los adultos para comprender situaciones.

- No mira lo que hacen otras personas.

- Presenta rituales y juegos repetitivos.

- Muestra rigidez a los cambios de ropa, alimentación, lugares y objetos.

- Se altera frente a situaciones inesperadas o que no anticipa.

- No le gustan las novedades.

- Frente a situaciones nuevas es común que reaccione con berrinches.

- No posee lenguaje y si lo tiene lo usa de manera poco funcional como por ejemplo ecolalias!!!

- Es difícil compartir actividades con él.

- No comparte experiencias, no señala para mostrar algo de su interés.

- "Pasa por" las personas como si no estuvieran.

- Parece no comprender, o sólo de manera selectiva.

- Lleva de la mano al adulto para solicitar algo.

- No inicia interacciones.

- Para comunicarse con él es preciso utilizar gestos y un habla pausada.

- Ignora a los niños de su edad.

- No juega con pares.

- No realiza juego simbólico.

- No demuestra "complicidad interna" con las personas de su entorno inmediato

(Echeguia, 2016: 5 -6)